miércoles, 29 de junio de 2016

ESTRELLA ENANA. 41. LGE. 427


Trisha, que durante mis gestos y palabras de arrepentimiento, había girado su cara hacia allá, para que no viera su llanto, se volvió hacia mi y, al verme echado sobre el suelo, se inclinó, llena de ternura, me levantó, me rodeó, otra vez, con sus brazos  y exclamó:

“Nada de lo sucedido hasta ahora, me produce el dolor suficiente para reprocharte nada de cuanto tu has podido hacer; reconozco que tu nunca has hecho mal alguno, por el que se te pueda dar un castigo.

Lo más triste y horrendo que te pueda suceder de ahora en adelante es que, alguna persona de nuestro entorno, de forma anónima, y de cuya identificación nada se sabe, te ha acusado de alta traición, y vas a ser sometido, como reo, en juicio, ante el más severo y alto Tribunal de la COPLASI.”

Mi Tutora, y madre protectora, cayó de bruces a mis pies y dijo unas palabras, tan sinceras como enigmáticas:

“Perdonamos a todos; tu eres el único que puedes salvar el futuro de nuestra querida Organización  Asociativa Comunidad Interplanetaria y Sideral, de la amenaza inter galáctica de ser  tragados por un agujero negro”.

Se me paralizó el corazón ante tales afirmaciones, y no sabía qué podría hacer yo, un simple humano terrícola, para evitar tamaña y cruel aniquilación de nuestro entorno sideral.

Absorto en mi lógico razonamiento, incapaz de entender la frase de Trisha, el aislamiento total, los ojos cerrados, la mente en blanco y tumbado con el rostro hundido entre la hierba, necesite la ayuda de mis cien acompañantes, cuya presencia yo había olvidado por completo.
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