“Perdonad
todos – dijo Alex, al tiempo que salía corriendo -, debo ir y echar una mano a
Priscila y ayudar a los niños en la recolección alimentaria.”
Al
estar pendientes de la pregunta de Tiara, y a lo que yo iba a responder, nadie
advirtió los ojos de Alex, inflamados por la tensión ocular sufrida al oír esa
fatídica interrogación.
Me
habían clavado al cuello las afiladas garras de la más monstruosa de las
ignorancias humanas.
De
inmediato advertí los ojos hambrientos de mis compañeros y dije con tono de
sumisión:
“Por
el respeto que debemos a nuestros Maestros del saber, remito esta pregunta de
nuestra amiga Tiara, y la correspondiente respuesta a la Tutora de nuestra
expedición estudiantil.”
La
Profesora, de forma autoritaria y decidida:
“No
tenemos conocimiento alguno de que tal cosa sea o no posible; les ruego sigan
atentos al relato de nuestro colega Filos; ruego que se abstengan de
interrumpir, con este tipo de preguntas.”
Como
ocurre tantas veces, casi en la mayoría de todos los estamentos sociales,
económicos y, aún más, en los eventos culturales, la inteligencia y la razón no
están al lado de los peritos y expertos, cuya práctica nunca tocaron con sus
manos.
Hay
muchos seres humanos, en nuestro espacio planetario que, sabiendo muchos
idiomas, nunca hablaron con un perro, un caballo o un loro; dicho de otra manera,
hay muchos analfabetos, rudos agricultores y pastores, que demuestran más
educación y humildad, que otros licenciados y doctores.
…….
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