jueves, 23 de junio de 2016

ESTRELLA ENANA. 38. LGE. 424


En mi interior, sentí una duda que, de momento, me era imposible comprender y, menos, resolver:

¿La “COPLASI” era conocedora de esa novedosa y rara  posibilidad de convertirse en nube, que poseían el matrimonio Alex-Priscila y sus hijos?

Nos cruzamos las miradas, y sin pronunciar ni una palabra, los tres firmamos, al instante, el pacto de silencio total sobre el tema de las nubes y la frase oída a uno de mis compañeros.

Cuando se acercaron los niños, los estudiantes y la Tutora, todos me rodearon jubilosos con el anhelo de seguir escuchando el relato de mis aventuras, con su acostumbrada atención y curiosidad.

Priscila se encargó de distraer a sus diez hijos, con el pretexto de proporcionar hierbas, frutas, flores y bulbos para alimentar a tanta gente; mientras Alex se sentó a mi lado, para recordar conmigo la primera parte de la historia, de la que él también era testigo, y deseaba saber lo que había ocurrido a los demás, después de quedarse ellos en el Pequeño Planeta.

Una de las jóvenes estudiantes, sonriendo, levantó los brazos, con ademanes de vuelo,  y preguntó:

“Me ha intrigado la frase de nuestro compañero, cuando ha dicho “¡Yo quiero convertirme en una nube más, …, ¿es un loco deseo de este chico!, o ¿es, de verdad posible, ser una nube en esta zona de nuestro espacio planetario?”
…….

No hay comentarios:

Publicar un comentario