martes, 17 de mayo de 2016

ESTRELLA ENANA. 27 LGE. 413


“No siento apetito alguno, ni pienso tomar alimento alguno, mientras no me expliquen quiénes son ustedes, qué pintan aquí y para qué me han llamado y, sin temor alguno, afirmaría que me siento víctima de un secuestro terrorista. “

“No vayas tan lejos, muchacho listo; no somos secuestradores y  tu eres para nosotros un simple invitado, cuya única misión tuya entre nosotros haya finalizado, te podrás marchar, libremente, cuando tu lo  desees.”

“Pues explíquenme rápido o les abandonaré tan pronto como localice la puerta de salida. “

“Somos los guardianes de una fortuna cultural, anhelada y perseguida por todos aquellos que buscan tesoros en  este  mundo, y que valen más que los más finos metales conocidos. y más estimados que la propia vida.”

 “Y ¿cuál es el camino para llegar al yacimiento de tan extraordinarios tesoros?”

“El camino es muy largo y tiene hasta millones de peligrosas encrucijadas y saltos mortales, y sus riesgos son tan grandes que pocos se atreven a afrontarlos por la cantidad de exigencias que plantean al candidato a recorrerlo.”

“En tal caso doy un paso al frente para acometer tal aventura; llevo tantas sobre mi vida y espaldas, que ya he dominado todos los miedos habidos y por haber; cuenten conmigo.”
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domingo, 15 de mayo de 2016

ESTRELLA ENANA. 26 LGE. 412


“Sin reparar en el periodo de tiempo de que disponía, bajé en la compañía de aquel extraño personaje, y así llegaron a un refectorio de grandes dimensiones, donde al rededor de una mesa proporcional a lo resultó ser un suculento banquete; en un trono situado en la cabecera se sentaba una gran señora engalanada con un suntuoso vestido azul y oro ostentando símbolos militares y religiosos; estaba acompañada de unas cincuenta personas entre mujeres, hombres, jóvenes de ambos sexos, todos vestidos iguales y con símbolos similares.

Un “forzudo” caballero, haciendo de porta voz, se me quedó mirando y dijo:

“No recuerdo el lugar, ni los tiempos que han transcurrido, pero reconozco tu cara, tu mirada y demás  gestos personales.”

“Yo no te conozco de nada” – respondió Filos - en un tono entre enfadado y molesto, por el desfase de tiempo que le iba a impedir llegar a tiempo de a su cápsula y hora de regreso a “Filos de Alpha”, y añadí:

“No se el motivo ni los altos intereses,   por los que me han conducido  hasta aquí, a llamarme por mi nombre, sin dar más explicaciones. 

Exijo el por qué de esta intromisión en mi vida en el preciso momento en que me dirigía a mi casa y hogar. “

“No comprenderías nada, nada, ¡bada1 de cuanto podría decirte.

En este preciso momento, mis compañeros están esperando nuestra  llegada al refectorio para en una reunión, en la que tu eres el invitado.

Continúo sin entender nada; ni “papa”; pero te acompañaré.”
  
“Bien llegado a nuestra compañía, siéntete seguro y tranquilo desde el principio; no sufrirás daño alguno  entre nosotros.

Hemos venido de muy lejos, igual que tu, y estamos aquí por unas  razones  similares, que ya veremos más adelante; ahora participa de estos suculentos manjares que, solo con verlos, abren el apetito; seguro que recuerdas haberlos visto y consumido en tu pueblo de origen.”
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viernes, 13 de mayo de 2016

ESTRELLA ENANA. 25 LGE. 411


“¿Por que no comes tu, extraño visitante?”

“No me alimento engullendo biológicamente los alimentos; creí haberlo dicho.”

“Perdona, niño prodigio; debes pertenecer a una clase de seres superiores a nosotros, lo cual ya empieza a inquietarnos; todos vamos a terminar adorándote, como a un dios mitológico.”

Yo me consideraba normal; pero mi estancia en Alpha Centauri, había cambiado mi vida, hasta el punto, de no reconocerme  a mi mismo; por  este motivo  solía callar y morderme la lengua muchas veces, para no crear falsas apreciaciones en mis oyentes, que daban siempre a mis palabras un valor superior al que creía que tuvieran.

Aquellos hombres y mujeres, miembros de una raza especial de vigilantes, que habían heredado de padres a hijos, desde un periodo de miles de años, yo, ya no les importaba tanto, como aquel sorprendente hallazgo de un nuevo Planeta, que podía ser conquistado, cultivado, enseñado y habitado, aumentando el patrimonio humano de seres inteligentes como nosotros.”

Mientras yo les narraba mis viejas aventuras de otro viaje,  anuncié un descanso, bien merecido para todos; los cien felices estudiantes, salieron en enseguida disparados, se esparcieron en todas direcciones; estaban muy cansados, llevaban  ya varios tiempos, recorriendo espacios, planetas y satélites de los diferentes sistemas solares, por donde habíamos pasado.

Cuando, de nuevo volvieron a nuestro lado, yo seguí, sin más, mi relato: 
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miércoles, 11 de mayo de 2016

ESTRELLA ENANA. 24 LGE. 410



“Pare un momento, por favor; mirad ahí delante a nuestra derecha; la hemos encontrado, cuando no la buscábamos: se trata de una estrella enana, al rededor de la cual giran varios planetas, de los cuales hay algunos que gozan de unas grandes extensiones de agua, como en el planeta Tierra, de donde procedieron nuestros antepasados”.

Era de agradecer un descanso físico, después de un largo viaje a tanta velocidad; se notaba la presión ambiental de una manera especial, a pesar de estar ya tan acostumbrados a volar por ese espacio exterior.

 El vértigo humano ante un precipicio, torre, acantilado o sima, tiene cierto paralelismo con la velocidad a la que hemos sido sometidos en algún momento de nuestra vida; fenómeno al que sólo puede vencerse con la práctica personal, real o simulada artificialmente, mediante periodos más o menos prolongados y progresivos.

Yo había sido entrenado y superado toda clases de vértigos, mareos, y el miedo ya no existía en mi realidad mental y física.
 
La velocidad era ciertamente descomunal, aunque dada la ausencia de cuerpos espaciales cercanos, cualquier velocidad pasa desapercibida.


Efectivamente estábamos ante un océano de agua dulce, con grandes bosques y alamedas de árboles gigantes, combinados con inmensos bloques de rocas de colores.

Fue tal el impacto en toda la tripulación, y en mi, que pedimos a la Jefa del viaje, que debíamos aterrizar, ver y conocer de cerca, esa belleza de planeta.

Dimos la vuelta  a toda aquella gran bola para cerciorarnos si estaba habitada o éramos los primeros en visitarla.

Una vez comprobado el estado real de nuestra proeza de descubridores exclusivos de todo un Planeta, y ¡vaya Planeta!, aterrizamos en una llanura adornada de plantas más altas que nosotros, con unas flores de muy variados colores y que resultaron ser comestibles y con unos sabores tan diferentes como eran sus colores.

Como yo no probara tales manjares, surgió la pregunta esperada:
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Una mirada al pasado puede afianzar nuestro presente  e iluminar el camino de nuestro futuro espacial.
Si ya estáis curado de vértigos mentales, echad un ojos a este vídeo:
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