viernes, 13 de mayo de 2016

ESTRELLA ENANA. 25 LGE. 411


“¿Por que no comes tu, extraño visitante?”

“No me alimento engullendo biológicamente los alimentos; creí haberlo dicho.”

“Perdona, niño prodigio; debes pertenecer a una clase de seres superiores a nosotros, lo cual ya empieza a inquietarnos; todos vamos a terminar adorándote, como a un dios mitológico.”

Yo me consideraba normal; pero mi estancia en Alpha Centauri, había cambiado mi vida, hasta el punto, de no reconocerme  a mi mismo; por  este motivo  solía callar y morderme la lengua muchas veces, para no crear falsas apreciaciones en mis oyentes, que daban siempre a mis palabras un valor superior al que creía que tuvieran.

Aquellos hombres y mujeres, miembros de una raza especial de vigilantes, que habían heredado de padres a hijos, desde un periodo de miles de años, yo, ya no les importaba tanto, como aquel sorprendente hallazgo de un nuevo Planeta, que podía ser conquistado, cultivado, enseñado y habitado, aumentando el patrimonio humano de seres inteligentes como nosotros.”

Mientras yo les narraba mis viejas aventuras de otro viaje,  anuncié un descanso, bien merecido para todos; los cien felices estudiantes, salieron en enseguida disparados, se esparcieron en todas direcciones; estaban muy cansados, llevaban  ya varios tiempos, recorriendo espacios, planetas y satélites de los diferentes sistemas solares, por donde habíamos pasado.

Cuando, de nuevo volvieron a nuestro lado, yo seguí, sin más, mi relato: 
…….

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