“No queremos que te enfades de este
modo; tenemos más medios de los que te puedes llegar a imaginar.
Comandante Proto, ordene, en seguida, a
los cuatro tripulantes de la Unidad 45, para salir en diez “lupsos”, rumbo a uno de nuestos planetas favoritos.”
“Perdone, Jefe, yo no me voy a conformar
con ir a cualquier planeta favorito; deseo y exijo ver al Jefe de los jefes de
vuestra gran organización jerárquica...”
Todos cayeron de bruces a mis pies, …
“Pero ¿Que he dicho para que todos os
lancéis al suelo como si fuerais todos esclavos de ... no...se... no se …
¡a quien decir” “
“Somos parte de un Ejército galáctico,
mitad Monjes, mitad Soldados, para los que esa típica palabra, que tu acabas de
pronunciar, nos anula a cada uno hasta la aniquilación de nuestra personalidad;
por lo que tal expresión no está en nuestro habitual vocabulario; te lo rogamos;
que evites repetirla en nuestra vista y presencia.”
“O sea, que vuestras autoridades
Militares y/o Religiosas, os tienen aplastados (como sucede – pensé - entre los
seres humanos de mi Planeta de origen; de verdad que no lo esperaba).
Podéis contar conmigo, para luchar, no
con las armas guerra, sino con la fuerza de nuestra palabra, usada por nuestra
capacidad mental, la fuerza de la razón y apoyados en la verdad, la justicia,
la libertad, y conseguir la paz, ... y toda
otra clase de valores.
¡No pongáis esa larga cara de idiotas,
como si no conocierais su significado!
Desde este momento, todos debéis creer
en mi, tanto como yo creo en vosotros. “
“Señor Proto, le ruego, por favor, disponga
los medios adecuados para viajar al encuentro del (innombrable Supremo) de ese su Ejército o su
Monasterio...”
“Partimos “al tiro”, Señor; “ahoritita
mismo.”
“Por tus palabras, veo que debes ser
originario de Chile o, tal vez, del Perú; cuéntamelo luego.
¡Ya,.. vale! ¡… en marcha!
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