ESTRELLA ENANA.3. LGE. CCCLXXX
Los tripulantes de la nave repetían una y otra vez:
“A mi no me importaría quedarme a vivir en este paraíso y
para siempre; seríamos como Adán y Eva de este planeta, donde crecería
una nueva humanidad, como pudo suceder en nuestra Tierra hace miles de años.”
Con frases parecidas, todos deseaban la misma cosa: “ser los primeros
padres de los habitantes del planeta Filos II, recién descubierto y
conquistado.”
Unos lo tomaban a broma y otros insistían en la ocurrente idea; yo me
imaginaba el futuro de aquel lugar solitario del cosmos; me intrigaba en qué
punto del Espacio estaba, y lancé mi astronómica pregunta:
“¿Alguien nos puede decir en qué situación espacial nos encontramos?
La Tierra, de la que procedemos, todos los terrícolas saben que esta
Tierra es un planeta del Sistema Solar, así como sus dimensión, velocidad,
densidad y valores de rotación y traslación respecto al Sol; pero en cuanto a
este Planeta y sus valores astronómicos no sabemos absolutamente nada.
“¡Águeda, por favor, sácanos de estas dudas, y quizás algunos tomemos
en serio la idea de quedarnos a vivir acá!
El periodo de silencio duró varias horas terrestres.
Águeda llamó nuestra atención:
“Este planeta, al que hemos deno minado “Filos I” da vueltas de
traslación al rededor de una Estrella Enana que tiene una dimensión equivalente
a una octava parte del Sol en la conocida Galaxia de la Vía Láctea; a partir de
este dato, todos podéis calcular los distintos valores astronómicos de esta
Estrella Enana y del planeta “Filos I”.
Sólo con unas simples “reglas de
tres” y un hábil manejo de las otras tantas ecuaciones formuladas, todos
supimos con rapidez la realidad concreta de nuestro planeta Filos I.
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