Al
día siguiente Priscila y Alex eran dos
nuevas nubes inteligentes, parlanchinas volando con la sutileza, agilidad,
ingravidez y elegancia similar a cualquier otra nube de la atmósfera de aquel
pequeño planeta, orbitando en torno a su
“Sol” Estrella Enana.
Pronto
se hicieron grandes amigos de todas las nubes existentes; comprobaron que, de
vez en vez, algunas se reconvertían en seres humanos y se paseaban por su
planeta con la naturalidad de estar en su propia casa; comprendieron la razón
de vivir miles de años intercalando periodos como humanos y otros periodos como
nubes.
Al
mismo tiempo esperaban, en constante vigilia, la llegada de sus antiguas y
fieles autoridades de los Vigilantes, mitad monjes mitad militares, que, al no
verles se extrañarían, pensando en una posible huida en compañía de otros
viajeros u otros viajeros astronautas del extenso Espacio intergaláctico en que
vivimos.
Prometemos,
en firme, narrar toda noticia que logremos adquirir.
Nosotros,
ya somos conocedores de estos secretos celestiales, gracias a la Emisora interplanetaria
“SIDERONDAS”; estaremos alerta, haciendo seguimiento de esta nueva y feliz
forma de supervivencia natural y dentro de las múltibles posibilidades de ser
igual que “ellos y ellas”, las nubes que habitan y cubren nuestros cielos,
dotadas de libertad, sencillez y humildad.
Sin
ofender, por ello, a ÉL, al Creador y Padre de nuestra existencia temporal.
¡Fabulosa
y milenaria ilusión!
Luego,
será el paso a la otra horilla de la felicidad en grado eterno.
Entre
tanto, es hora de recordar el momento en que Filos fue raptado y desaparecido,
sin más, en uno de los cuatro satélites mayores, llamados Galileos, del planeta
Júpiter.
…….
Pero,
” esa es otra historia.”
…….
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