La historia del hombre sobre la Tierra
está marcada por una serie de montes, cerros y las famosas pirámides, tomadas
como referencias espirituales en relación con la búsqueda de un Creador,
divinidad protectora de sus vidas y cosechas, lluvias y defensor contra los
diversos fenómenos naturales, tales como los ocultos, terribles y abrasadores volcanes,
inundaciones tormentas, huracanes y terremotos.
Desde que el hombre tuvo presencia en la
Tierra, buscó las alturas del terreno, cercanas a un manantial; estos dos
elementos le garantizaban el agua, los animales para cazar, terrenos fértiles y
la mayor facilidad de defensa.
Pero, una vez satisfechas esas necesidades
vitales, tenían tres conceptos diferentes de concebir el alto valor de una
cima, monte o pirámide:
1.- En Babilonia se construye una torre
para salvarse ante una inundación
diluviana, como ya había sucedido, como castigo de los horrendos pecados de los
hombres, los cuales se plantean reírse de Dios, cuando Este compruebe su
inutilidad, viendo tal torre que amenaza llegar hasta el cielo.
La figura piramidal está presente el la
vida de cada ser humano, significado y realizado desde el nacer, crecer y al
llegar a nuestro desarrollo físico, biológico, intelectual,
mental y espiritual, en el que cuentan,
sobre todo, las propias capacidades, la colaboración de otras personas, el
carisma que el Creador ha dado a cada uno, el esfuerzo y voluntad que, libremente,
cada uno pone en el propio camino
2.- En el México de los ancestros,
aztecas y mexicas se busca la cercanía del Sol dios, que les envuelve en sus
nubes y su luz, con el fin de adoración, alabanza y protección contra las
plagas que azotan sus cultivos de maíz, frutas y generosos ficus y sabrosas
tunas al tiempo que su estabilidad física es un antídoto ante los temblores del
suelo, por los terremotos y las bocanadas de lava y polvo de los inquietos
volcanes, mientras los vivos honran y procuran las más ricas comidas y culto a
sus muertos
3.- En la Isla de Rapa Nuí primigenio, no
se necesita la construcción de una pirámide; la Isla en sí misma es una
pirámide de más de quinientos metros de altura con la fosa inmensa de su lago
volcánico, que viene a ser como una Pirámide invertida; por lo que sabemos e
intuimos, los dioses son los ancianos muertos insignes, a los que se honra con
amor y representándolos en los famosos Moáis (estatuas, reproducciones pétreas),
a los que se rinde el culto debido, para que estén más contentos y vuelvan a
ver más contentos a sus familiares,
quizás acompañados de dioses de rango superior y trascendente; rondan las 900
figuras, repartidos por toda la superficie, de 163,6 kilómetros cuadrados, de
la Isla.
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