domingo, 3 de julio de 2016

ESTRELLA ENANA. 43. LGE. 429


Al oír el nombre de España, el espíritu volvió  a mi cuerpo y recuperé la cordura de mis acciones en coordinación con mi pensamiento; yo había perdido el sentido de la realidad que me rodeaba, y estaba extraviado, alucinado, esclavizado por los recuerdos del pasado, lo que me impedía ver el presente y la ilusión por el futuro.

En el trascurso de nuestra vida terrestre, este, tan raro fenómeno psicológico, se apodera así de la  débil mente humana, hasta el punto de no reconocerse ni a sí mismo.

Yo había sufrido una de esas situaciones; cuando caí en la cuenta de mi delirio, pedí perdón a todos mis acompañantes; los  jóvenes y las señoritas, así como nuestra Tutora de los estudiantes, estaban emocionados al verme, antes y ahora, extraviado y reencontrado, aplaudieron largamente el relato, dando por finalizada mi prolongada exposición.

Uno de ellos, intrigado por la manera como había terminado el conocido juicio sobre mi, que tubo lugar en Alpha Centauri, y en el que, como todos sabemos, fui declarado inocente, me hizo esta pregunta de rigor:

“¿Quién había sido el denunciante, quién lo había identificado y cuál había sido el castigo aplicado a tal tipo de persona?”

Vuestra visión desde la Tierra, es mejor que la de mis compañeros; vosotros, ya sabéis quien fue el que me había denunciado, y también cómo se  había logrado  la identificación del denunciante, si habéis seguido el desarrollo de aquel juicio.

Nos falta conocer cuál fue el castigo aplicado a la persona anónima que presentó la denuncia que, de haber prosperado en mi contra, habría sido y significado el final de mi vida.

La malicia de Águeda, una vez descubierta le hizo perder su alto rango como Jefa, Abadesa y Comandante de la Orden, religiosa-militar, de los Vigilantes inter galácticos así como el cargo de Consejera de la C.O.PLA.S.I., pasando a ocupar el último puesto en la reserva indefinida.
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