MENSAJE.3
LOS
SUEÑIS DE NUESTRO MUNDO
En
mi constante viajar,
desde
mi cuna de Puno,
allá
en el alto Perú,
nunca
os puedo olvidar;
todos,
sin que falte uno,
sois
para mi el oreo tu.
En
Nazca, mi Chile lindo,
y
el mágico Rapa Nuí,
con
mi mamá adoptiva,
canto,
sueño, río y brindo
sin
olvidarme de ti,
aunque
viaje a la deriva.
Bajo
las aguas pacíficas,
sobre
el alto Teotihuacán,
las
cordilleras de fuego
de
la profunda atlántica,
Columnas
de Gibraltar
O
las aguas del Piréo.
Pirámides
de Luxor,
Muro
de Jerusalén,
Tasli,
Petra, Sumeria,
¡tanto
sueño y cuánto Amor!
Tibériades,
Gólgota, Belén,
Meca,
Tíbet, Fúji y Siberia.
Cada
uno con su fe,
cada
uno con su dios,
“cada
loco con su tema”…
Pero,
al final, todo es,
lo
que nos une, el Amor,
en
la paz como en la guerra.
Para
la gente normal,
que
tiene roja la sangre
y
piensa con la cabeza,
no
se para a cuestionar,
aparte
del Sol y el hambre,
¿de
donde viene la fuerza,
que
alienta y nutre la vida,
que
perdona los delitos
inundándonos
de Amor,
fundiendo
nuestras envidias,
dominando
los instintos
de
nuestra naturaleza?
¡EL
QUE ES”, PADRE Y CREADOR.
Llámale
como tu piensas;
el
nombre es lo se menos.
Si
vives, es por Amor,
Esencia
de la existencia,
lo
único que tenemos.
Hermanos
de sangre y genes,
yo
no veo diferencias
entre
creyentes y ateos;
ni
estos están seguros.
ni
ellos han están sin dudas;
lo
demás son apariencias.
Solo
queda una salida,
para
andar cierto y seguro,
ser
feliz eternamente:
compartir
toda la vida
y
esperar firme el futuro
tal
como ordena la mente.
Luz
para todos del Sol
en
la eternidad sin tiempo,
late
el Espíritu indómito
en
un Cosmos que, el Amor,
mantiene
en movimiento
de
la nada a lo infinito.
Los
signos son evidentes
en
cada estrella que brilla,
en
la planta que florece,
el
rigor de nuestra mente
y
en los seres que respiran;
nuestra
alma se enaltece,
cuando
engendramos los hijos
escuchamos
sus latidos
desde
su estado embrionario;
se
estremece el entresijo,
y
quedamos convencidos
que
todo es extraordinario.
Tanta
sencillez me vence,
me
hace llorar de alegría,
me
subleva, ya no soy
lo
que era siempre,
una
hoja a la deriva;
¡ahora,
ys se a dónde voy!
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