Desde niños
trabajamos,
siendo
colaboradores,
bajo el abuso de
ricos,
de nuestros
padres y hermanos,
humildes
agricultores
entre zarzas y
lentiscos.
Labores de sol a
sol,
todos los días
del año,
trescientos
sesenta y cinco;
sin vacaciones,
cual rol,
sufriendo fríos y
daños
se campos, lomas
y riscos.
Llenas de callos
las manos,
las dos orejas
sangrando,
por sabañones de
heladas;
vi llorar a mis
hermanos
con heridas,
soportando
los golpes de
granizadas,
Segar grandes
extensiones
de cebadas y de
trigos,
a base de hoz y
albarcas,
en las manos
protecciones
de dediles como
abrigos
y manoplas
aplicadas.
Mientras tumbonas
de seda,
a la sombra
acomodadas,
soportaban
señoritos,
aburridos, como
emblema
de los que nunca
hacen nada;
pero eran los
favoritos.
…….
No hay comentarios:
Publicar un comentario